martes, 2 de diciembre de 2008

MIS 38

No era una mañana más, no lo podía ser. Ni siquiera el trayecto hasta el trabajo fue el mismo que el resto de los días (el coche, el tren, el paseo...)

Había un momento mágico en todos sus cumpleaños desde que su vida la formaban dos. A la hora de irse a acostar, deseando poder dar rienda suelta a sus sueños, su mujer le hacía siempre el primer regalo. Siempre el mismo ritual, delicioso, sencillo, íntimo... de verdad.

Sentados en la cama ella abría su armario y sacaba lo que era la primera demostración de que mañana no era la continuación de hoy. No importaba qué, no importaba cuánto, sólo importaba el momento. La magia. ¡Es tan fácil hacerte regalos....!, le dijo alguien una vez.

Por la mañana, una vez puesta la maquinaria de su cabeza en marcha aún tumbado sobre la cama, recapacitaba sobre la fecha. No era hasta que se quedaba sólo camino de su trabajo cuando volvía a pensar en la trascendencia y lo que significaba el día.

Siempre era igual. Caminando bajo el frío, con las manos en los bolsillos de sus pantalones, el cuerpo ligeramente inclinado hacia delante y la mirada clavada en el suelo, el cuello de su gabán desdoblado hacia arriba cubriéndole parcialmente el cuello, se reprochaba el cumplir un año más. No lo podía remediar, sabía que no era justo pero era imposible ponerle buena cara a uno más.

Se empeñó con todas sus fuerzas que este no fuera como los demás. En un arrebato de cuerda locura se detuvo en mitad de la desierta calle. Decidió invitar a su fiesta a todas las personas con las que le gustaría compartir un momento de su día. Para ello pensó un instante, un corto pero intenso instante en todos ellos, los que están y los que desgraciadamente ya no. Los dispuso en círculo en su escenario favorito, mezclados los unos con los otros entre la espesa niebla y cerrando los ojos, abriendo los brazos en cruz e inclinando la cabeza hacia atrás les dijo: GRACIAS PORQUE UNA PEQUEÑA PARTE DE LA VIDA DE CADA UNO DE VOSOTROS FORMA TODA LA MIA.

martes, 4 de noviembre de 2008

Nos engañan.

Tengo la sensación, últimamente, que todo lo que envuelve un día normal de nuestra vida es mentira. Quizás tenga que ver que estos días lo positivo, por más que me empeño en encontrarlo, no lo encuentro. Es más, desde hace unos días la negatividad es mi seña de identidad. Mira que me digo cada mañana antes de salir de casa: “hoy vamos a verlo todo desde el otro lado. A ver si así nos sale un día un poco más redondo que ayer” Oye mira que me empeño y me esfuerzo ¿eh? Pues nada. Erre que erre.

Ayer era poner cualquier canal de televisión y todo eran elecciones en Estados Unidos. Todos los presentadores de todos los telediarios españoles están allí pasando unos días. Que por cierto; si hacen eso todos los presentadores de todos los telediarios de todos los países del mundo…. No sé ¿no? Que sólo con la ocupación hotelera de estos días y las comidas en restaurantes, casi da para reactivar la economía. Lástima que sea otra y no la nuestra la que ayudemos a reactivar. Cachisss.

Sentado en el sofá intentando ver aunque fuera el teletexto, me entró una especie de congoja… ¿Y a quién voto yo? Ufff. ¡Y yo sin reflexionar! Esta mañana cuando estaba llamando a mi jefe para decirle que no podía ir a trabajar; que me quedaba en casa reflexionando, me he dado cuenta que no. Nosotros no votamos. Vamos que un año entero metiéndonos las elecciones americanas a fuego, y ahora no podemos decidir cuál nos gusta más.

Yo que creía que el que yo eligiera nos iba a sacar de la crisis… Vaya bajón que me ha dado cuando he vuelto en mí.

Llevo todo el día preguntándome: ¿Y para qué nos han estado agrediendo con el temita todo un año? ¿Ahora qué hacemos con toda la información que tenemos?

NOS ENGAÑAN.

lunes, 3 de noviembre de 2008

SIN SALIR DE CASA.

Cuando sonó el despertador por tercera vez para que su mujer se levantara, una vez más la primera como todas las mañanas, él tuvo la misma sensación de todos los días. No sabía si había dormido muchas o pocas horas. La sensación, claro está, era que no lo suficiente. Mientras ella se dirigía a la ducha, él iba tomando conciencia del nuevo día. “No puede ser” eran las primeras palabras que asomaban a su mente.

Como siempre lo primero era ordenar la agenda: “hoy es… ¡ah sí!”. Automáticamente se le desplegaba en su cabeza la lista de tareas que apenas podía recordar en tales circunstancias.

En esos momentos, más o menos, empezaba su calvario. Casi siempre sucedía en el mismo orden. Casi siempre aparecía. Casi nunca se ausentaba.

En el momento que aparecía una ola de vapor a través de la puerta abierta del baño, era su turno. Se descubría sentado en la cama mirando a duras penas la ropa irregularmente colgada en su armario, se imaginaba vestido para pasar el día, otro día. Bueno o malo nadie lo sabía, él lo intuía. A su izquierda los trajes de los que sólo estaban visibles las chaquetas. A la derecha una mezcla de rayas, cuadros y colores formado por la docena de camisas que esperaba el veredicto. En el centro las corbatas cuya elección dependía de la elección de las camisas. Esa era su primera decisión. Para algunas personas esa primera elección le parecería importante o vital, a él, en cambio, le daba realmente lo mismo. En esos momentos su cabeza ya había empezado a preocuparse por su estado a lo largo del día. La fachada era lo de menos.

Él esperaba otro día duro. Muy duro.

TERAPIA ALTERNATIVA

No fue una cita más con el psicólogo.

En realidad no tuvo nada que ver con una de sus habituales citas, de las que ya se estaba cansando al ver que no daban ningún resultado. Citas que empezaron siendo una tabla de salvación entre tanta marejada que azotaba su cabeza. Pero que ahora, y sobre todo después de la última, una semana atrás, se habían unido al mapa isobárico formando parte de la borrasca;de su borrasca.

Esta vez no había una mesa entre dos personas, no había expediente. No había ningún trabajo que entregar... Por no haber, no había ni cita. Lo más increíble de la charla fue que tuvo un poso de utilidad.

Sólo había una cama, dos cuerpos desnudos, complicidad y comunicación. Una boca que planteaba problemas y dos que proponían soluciones.

Y es que no hay mejor terapia que la que te pueda ofrecer la persona que te ama y que desea lo mejor para ti; la persona que mejor te conoce. Si habláramos más con nuestra pareja y menos con el psicoanalista… ¡Cuánto mejor nos iría a todos!

viernes, 31 de octubre de 2008

Falsa Soledad.

Solo, solo, solo, solo…
Pum, pum, pum, pum…

Su cabeza no había palabra que más repitiera
todo el día ocupando su mente,
De tanto repetirla se lo creyó; indecente.
Si de una vez de su cuerpo partiera…

Solo, solo, solo, solo…
Pum, pum, pum, pum…

Tras las puertas del tren, física, real,
La marcha a solas reemprende
Ya casi nada le sorprende,
Su cabeza no sigue su cuerpo; letal.

Solo, solo, solo, solo…
Pum, pum, pum, pum…


En el ocaso nada cambia,
Cabeza, quietud, soledad,
En el pensamiento no existe maldad,
Contenida en sus entrañas la rabia.


Solo, solo, solo, solo…
Pum, pum, pum, pum…

A su lado un corazón quedo
En su rincón su libro le alumbra
La habitación en penumbra;
Ven. Cierra: te amo, te quiero.

GRITOS DE SILENCIO

La verdad no sé por donde empezar,
necesito que alguien sepa cómo me siento,
será la forma de terminar con este tormento;
Tengo tantas cosas que contar.

Hoy es un día más que ayer,
Ayer un día menos que hoy.
Salgo a la calle y no se dónde voy
Ruido en mis zapatos antes de caer.

Días malos, días cotidianos,
días ya vividos, días repetidos,
días no disfrutados, días repudiados.
Días no olvidados, todos sufridos,

Sensación nada extraña para mí,
distintas compañías; no logras escaparte
Y si cambia el paisaje del que formo parte
Sin fuerzas para seguir; no sobreviví.

Ella dijo: estar feliz es sentirse bien.
Si lo estuve alguna vez no lo recuerdo,
no lo tengo apuntado en el cuaderno
La tristeza y melancolía pegadas a mi piel.

Días malos, días cotidianos,
días ya vividos, días repetidos,
días no disfrutados, días repudiados.
Días no olvidados, todos sufridos,

Si pudiera cambiar algo en mi vida,
no lo haría con nada, con nada;
Estaría más tiempo contigo, mi vida.
Si hay que pagar este tributo, se paga.

Me esperaba lo desconocido, mi futuro,
el viaje que en aquel momento empezaba
Me esperabas con todo lo que deseaba.
Si alguien me lo explicara…¡Todo es tan duro…!

Días malos, días cotidianos
Días ya vividos, días repetidos,
Días no disfrutados, días repudiados.
Días no olvidados, todos sufridos,

Así me siento, lo muestro, lo grito.
Quisiera que alguien pudiera oírme.
Espero no saber nunca morirme.
Perdona, sólo ha sido un ratito,


Días malos, días cotidianos
Días ya vividos, días repetidos,
Días no disfrutados, días repudiados.
Días no olvidados, todos sufridos,

miércoles, 22 de octubre de 2008

EL TREN

Ayer fue otra vez un día gris, malo
El interior, sus miedos, sus sensaciones,
Se mudaron, se reflejaban en sus facciones
Decidieron dar la vuelta, cambiar de lado.

El día también hoy es triste y apagado
Alrededor, como no es normal, tranquilo
En sus oídos resonaba un lento vinilo
Él en su asiento recostado y agazapado.

Por delante muchas horas de lucha
En su cabeza sólo hay incertidumbre
De color rojo y amarillo como la lumbre
Otro día para rellenar su gastada hucha.

Si pudiera no moverse, parar este momento
Con su mirada tras el cristal, sus ojos turquesa
En su cabeza sólo faltaba una guapa princesa
En sus entrañas sólo quietud; ningún tormento.

Sólo un deseo: quedarse allí, no parar
Sin dar un paso seguir hacia adelante
Mantenerse tan a gusto en su semblante
¡Qué precio tan alto se tiene que pagar!

En adelante muchas horas para la lucha
En su cabeza sólo hay incertidumbre
De color amarillo y rojo como la lumbre
Otro día para rellenar su cansada hucha.